miércoles, 15 de octubre de 2014

Pacto con la Felicidad

Pacto con la felicidad


Un día le dije a la voz esa que tanto me cuestiona, que si había algo que no podía hacer era volver atrás, por más que lo deseara con fuerza algunas veces. Es irreparable el hecho de tener la edad que tengo, de que hayan ocurrido las cosas que ocurrieron y que la ausencia de pareja estable se haya vuelto una espiral demasiado larga.
Le dije que francamente me tenía harta, y que la madurez a la que ya oficialmente comienzo a entrar tiene que convertirse en algo más relajado, donde la sabiduría alcanzada se coloque por encima de las circunstancias.
Una especie de batido de todo lo que he leído sobre budismo, sobre todo aquello que nos enseña que en realidad no tenemos ni idea ni control de nada y que ocuparnos de ser es lo único que verdaderamente importa. De mis vivencias y reflexiones, de las terapias y la escritura.
Así que “me puse pa’mí”, y lo primero que hice fue recuperar la complicidad con mi cuerpo, comenzar a bajar libras, conectarme con el ejercicio, con la alimentación sana. Prepararme batidos desintoxicantes, arroz integral y verduras ha sido francamente sanador. Un proceso de autorreflexión en sí mismo.
Volví a sentir a una mujer dentro de ese compendio de huesos y músculos, con partes atractivas, con cadencia y hambre. Y salí a la calle dejando ese ostracismo extraño que me invadía con rumores de hijos que no existen y ausencias. Silencié la voces lastimosas que se lamentaban de todo lo que no había podido ser. El imposible Amor de mi Vida, su dolorosa ausencia para siempre en mi vida.
De pronto resurgieron viejos admiradores, nuevos… El movimiento natural de la vida. Esa demostración de que nuestra actitud lo determina todo. Si estamos conectados en pensamiento y latido contra la felicidad, entonces no iremos a su encuentro.
Resulta que en muy poco tiempo, hay una gama bastante variopinta y curiosa como para hacerme sentir orgullosa de poder cosechar la atracción de tan distintos personajes…Todos con algo en común, todos auténticos. Todos especiales por algo…Alguno, de los del tipo ese que tan peligroso resultan para mí: manipulador, seductor, egocéntrico…  Otro más joven de lo conveniente y admirable por su deseo de superarse, por su manera natural de cuestionar las cosas, por su simpleza.
Me siento francamente bien. Me conozco y me perdono cosas. No son ni buenas ni malas, son solo mías. Me siento con la suficiente fortaleza como para poner mis emociones en los encuentros, sin dejar el alma. Sin abrirme para ser herida. Finalmente, tantos golpes dan sus frutos. Una frialdad donde es permitida la calidez.
Estoy sana, vibrante, creativa, con muchos proyectos por desarrollar, con tantos momentos por crear y hacer que valgan la pena…
Estoy desempolvando mis anhelos, pensando en mi libro, disfrutando la llegada inminente de unas amigas para irnos por la isla, cuidándome, riéndome mucho… Abierta a comer y beber todo lo mejor, con todos los sentidos, a disfrutar de la amigable y enriquecedora compañía de amantes maravillosos… viviendo la vida, honrándola, aunque no la entienda.


Tomado del Blog de Laura LLo.... PACTO CON LA FELICIDAD

1 comentario:

  1. Buenos consejos. Solo, que la parte de la frialdad (sin dejar el alma) es algo un poco triste... debe ser difícil llegar a un punto en el que "temes sentir", y tener que conformarte con "momentos" de felicidad, no est'bien. La vida, está hecha para ser plena, corregir errores; y, empezar: cada ves que sea necesario. Lo demás es... historia. F.

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